Mohedas de la Jara
Se encuentra a 140 km de Toledo y 60 de Talavera, al pie
de la sierra de Altamira, frontera natural entre Toledo y
Cáceres, sobre un término municipal de 55 km2 y a una
altitud de 644 m. Tiene actualmente una población de 522
habitantes según el último padrón municipal (de 1 de enero
de 2006), pero me dicen que llegó a tener cuatro veces
más habitantes antes de la guerra civil española. Como
en toda la comarca, el aislamiento y la falta de recursos
han favorecido la emigración y el despoblamiento de
nuestros pueblos.
El vocablo moheda, de raíz árabe, significa “lugar lleno de
maleza”, aceptándose en la actualidad el término como
“monte alto lleno de jarales y maleza”, según el Diccionario
de la Lengua Española. Estas plantas cubrían en
el pasado la mayor parte del término de Mohedas. En la
actualidad hay una extensión importante de olivar que,
por cierto, produce un aceite de extraordinaria calidad.
Hace algunos años eran también muy famosos y apreciados
en la comarca las cerezas y otros productos de
la rica huerta mohedana, alimentada por las aguas de
pie de la Sierra (¡hay más de doce arroyos en el término
municipal!), aunque parece que la transformación de los
cultivos hortícolas en nuestro país dio al traste con esta
fuente de ingresos y prácticamente ya no quedan huertos
en el pueblo.
El territorio fue poblado por el hombre prehistórico, como
demuestran las piezas (hachas, puntas de flechas) del
Paleolítico y Neolítico halladas en la zona. También quedan
huellas de la presencia romana y visigoda. Mohedas,
como toda la comarca, perteneció al Señorío de Talavera.
No constan datos de la fecha de fundación de la localidad,
pero es de creer en un origen de ganaderos y colmeneros
llegados de esta ciudad. Se asume que hubo un
poblamiento de Mohedas por mozárabes toledanos que
dieron nombre al barrio de Toledillo. También se sabe que
este pueblo fue curato de ascenso , siendo anejos los
lugares de Aldeanueva de San Bartolomé (Aldeanovita),
Campillo de la Jara y Puerto de San Vicente. El pueblo
sufrió vicisitudes en el año del cólera, el de la gripe y durante
la Guerra Civil Española.
En su historia más reciente hemos de anotar el pavoroso
incendio que arrasó más de 2.000 Ha de su término municipal en agosto de 2006. Tuvo que ser
tremendo. Me cuentan anécdotas y situaciones vividas
en esas horas de angustia y puedo apreciar cómo se les
pone la carne de gallina y les tiembla la voz de sólo recordarlo.
Prácticamente todo el pueblo estuvo luchando
contra el fuego en las primeras horas, con unos recursos
claramente insuficientes. Por cierto que a raíz del incendio
surgió una asociación cultural, “La Prazuela” que recauda
dinero para la repoblación de los montes calcinados.
Y ya han plantado más de 3.000 árboles autóctonos:
encinas, alcornoques y castaños.